El proyecto se dirige a la reorganización y modernización de las zonas comunes y fachada del edificio, desde un punto de vista funcional, estético y normativo.
En cuanto a la funcionalidad se han redefinido las circulaciones del edificio, originalmente divididas en dos núcleos de comunicación vertical.
Para ello, se han unido los dos núcleos en planta baja mediante un nuevo distribuidor, de tal manera que se ha centralizado el acceso al edificio consiguiendo un mayor control y atención a los usuarios y visitantes del edificio.
Esta centralización ha permitido rediseñar la recepción y las zonas estanciales aledañas, poniendo en valor el gran atrio central existente. Como objetivo de la reforma también es reseñable la habitabilidad que se ha conseguido en los grandes distribuidores en plantas superiores.
En cuanto a la estética se ha utilizado un lenguaje cercano al hotelero que contextualice la relación del edificio con el aeropuerto de Madrid-Barajas. El uso de diferentes texturas en pavimentos y paramentos junto ala calidez de los materiales aportan la nueva seña de identidad al edificio.
Por último, se ha modificado la fachada exterior creando un mirador en la última planta y dando relevancia a la proa del edificio como elemento característico y singular dentro del entorno cercano del proyecto.