El diseño se dirige principalmente a mejorar la funcionalidad y representatividad del edificio, partiendo desde el acceso exterior y buscando la continuidad hacia el interior con la utilización de un mismo lenguaje arquitectónico, a la vez que se resuelven los conflictos originados por el cruce de las circulaciones de tráfico rodado y peatonal. La utilización de los tonos neutros dota al espacio de un carácter propio donde las luces y los contrastes son protagonistas.