Consiste en la transformación de un único espacio, de 500 m² en cuatro módulos independientes, los cuales comparten un distribuidor singular que otorga carácter y dinamismo al conjunto. En este espacio común, la luz y los materiales cobran especial protagonismo, destacando los haces de luz, la señalética, el pavimento cerámico y la escala cromática que define cada uno de los módulos.
Para facilitar el acceso a cada módulo, se han diseñado unos elementos en forma de pórtico que cortan transversalmente el distribuidor para atenuar la profundidad del espacio.