El proyecto se centra en actualizar la imagen de este icónico edificio de principio de los años 90. Para ello, se apuesta por un diseño de colores neutros y puros tanto en el interior como en la fachada, con acentos en madera.
La ortogonalidad predominante en todo el diseño tanto interior como exterior se suaviza con el dinamismo del acabado del suelo que fluye en las zonas de recepción.
A través del uso de la luz (tanto natural, como artificial) y los materiales, se buscar crear un ambiente amplio, acogedor y actual en el que convivan la funcionalidad con la nueva imagen renovada.
En el exterior, la transformación cromáticade la fachada, junto a la nueva señalética y los diferentes elementos singulares conforman la nueva imagen del edificio, convirtiéndose en un hito identificable dentro de Mas Blau.